Hoy quiero compartir con vosotros una información que me llegó cuando mi hijo mayor empezó la Escuela Infantil. Desconozco referencia bibliográfica pero son unos PRINCIPIOS BÁSICOS PARA PADRES Y MADRES QUE DESEAMOS EDUCAR BIEN, antes una cita que me encanta. Espero os guste.
“Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene sujeto".
Nosotros somos los educadores, la escuela o el colegio sólo complementan.
Educar bien es enseñar a conocer las propias posibilidades, desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de forma sana, es enseñar a vivir.
Educar bien es demostrar y decirle que le quieres, hablar con ellos y escucharles, dejar que expresen sus alegrías y sus miedos, comer con ellos siempre que podamos, dedicarles tiempo.
Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas. No le metas en una burbuja.
Educar no es proporcionar experiencias buenas y aislarle de las mañas. Es ayudarle a aprender de ellas.
Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias concretas y luego se generaliza.
Educar es una toma de decisiones constante.
Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido educados. Ser consciente de ello ayuda a educar más sensatamente.
Educar bien a mi hijo no es compensarle por lo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. Los niños no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees.
Debes educar en el presente con perspectiva de futuro.
No debes angustiarme. Si no puedes pide ayuda.
Para educar bien es necesario el sentido común.
Muchas veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con sus hijos es perfecta puede que necesite aparentar o que no quiera ver los problemas.
Educar bien no es buscar las mismas condiciones para todos sino dar a cada hijo lo que necesita. Hacerlo así no es injusto sino que les ayuda a crecer aceptando la individualidad de cada uno. Sé positivo. Dile a tu hijo lo que te gusta y pon un límite a lo que no te gusta. Un niño es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve que de lo que decimos. El mayor deseo del niño es controlar el entorno y en él estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él. Nunca debes mentirle. Si te enfrentas a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar le prepararás para asumir la realidad. Si le mientes, le harás inseguro. Debes explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve. A veces los niños necesitan un porque yo lo digo. Levantar los castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Todos estos principios se pueden resumir en el siguiente pensamiento: Sé que puedes. Por eso te enseño y te exijo. Y como sé que te cuesta esfuerzo, lo reconozco.
“Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene sujeto".
Nosotros somos los educadores, la escuela o el colegio sólo complementan.
Educar bien es enseñar a conocer las propias posibilidades, desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de forma sana, es enseñar a vivir.
Educar bien es demostrar y decirle que le quieres, hablar con ellos y escucharles, dejar que expresen sus alegrías y sus miedos, comer con ellos siempre que podamos, dedicarles tiempo.
Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas. No le metas en una burbuja.
Educar no es proporcionar experiencias buenas y aislarle de las mañas. Es ayudarle a aprender de ellas.
Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias concretas y luego se generaliza.
Educar es una toma de decisiones constante.
Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido educados. Ser consciente de ello ayuda a educar más sensatamente.
Educar bien a mi hijo no es compensarle por lo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. Los niños no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees.
Debes educar en el presente con perspectiva de futuro.
No debes angustiarme. Si no puedes pide ayuda.
Para educar bien es necesario el sentido común.
Muchas veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con sus hijos es perfecta puede que necesite aparentar o que no quiera ver los problemas.
Educar bien no es buscar las mismas condiciones para todos sino dar a cada hijo lo que necesita. Hacerlo así no es injusto sino que les ayuda a crecer aceptando la individualidad de cada uno. Sé positivo. Dile a tu hijo lo que te gusta y pon un límite a lo que no te gusta. Un niño es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve que de lo que decimos. El mayor deseo del niño es controlar el entorno y en él estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él. Nunca debes mentirle. Si te enfrentas a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar le prepararás para asumir la realidad. Si le mientes, le harás inseguro. Debes explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve. A veces los niños necesitan un porque yo lo digo. Levantar los castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Todos estos principios se pueden resumir en el siguiente pensamiento: Sé que puedes. Por eso te enseño y te exijo. Y como sé que te cuesta esfuerzo, lo reconozco.
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